lunes, 16 de marzo de 2015

ESPERAR...

Hay esperas que me generan ansiedad. 
Cincuenta y cincuenta posibilidad para un sí o para un no en una respuesta que espero. 
El deseo es tanto y la causa tan especial para mí, que no me siento preparada para la espera. 
Rezo. Pido una paciencia que hoy no tengo. 
Que sea lo que Dios quiera pido, pero en voz baja agrego: "ojalá queramos lo mismo".

Y entonces, me viene de lejos una lección que en todo este tiempo he recordado pero que recién ahora se me hace invitación a rezar y a acompañar otras esperas: Laureana a la orilla del camino, cerquita de la cordillera, esperando que llegue un remis que la llevará al pueblo, que viene con una demora de 4 horas (luego sabremos que aún le quedaban casi 4 horas más de espera). Laureana que debe tener cerca de 70 años -o más- con sus nietas y sus bultos, con 30 grados de calor, con las zapatillas muy rotas, con la vida -que se adivina difícil- encima.

Se me acaban las teorías. 
Mi espera, cargada de deseos felices, en nada de nada se parece a la de ella. Laureana es ella y tantos otros que esperan sufriendo casi siempre. Hoy la recuerdo, ahora mismo. 

Que mi espera -con esfuerzo, serena- sea el modo de acompañar y rezar las esperas dolientes de otros.

"ESPERAR, TAMBIÉN ES TRANSFORMAR UN SUEÑO EN REALIDAD"

1 comentario:

mariana dijo...

que lindo es venir siempre por aquí,me reconforta el alma y me da paz.Me quedo con esto tan bello :"ESPERAR, TAMBIÉN ES TRANSFORMAR UN SUEÑO EN REALIDAD"

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