jueves, 3 de julio de 2014

Heridas de vida...

Dí por "casualidad" con una imagen y un texto que hacían referencia al Kintsugi*.

No sabía lo que era, así que me puse a leer algo más. Tengo por natural ir leyendo las cosas -lecturas propiamente dichas, imágenes, sensaciones, paisajes, historias, todo...- más allá de lo que dicen. Me descubrí leyendo mucho más lejos que "el arte japonés de reparar fracturas....".

Pensé en las personas en general, pensé en mí, cual si fuera cada uno de nosotros ese objeto roto, fracturado, afeado, en baja de valor. Pensé en lo facilmente desechables que podemos volvernos a nuestros ojos y a los de los demás cuando no vemos "en posibilidad" lo  que nos sucede. Cuando perdemos esperanza en la "reparación", en que las cosas cambien, en la conversión.

No solo es reparar, y acá viene lo que para mí guarda un secreto maravilloso aplicable a las cosas del alma, del corazón, de la vida en su centro más vital. El arte no solo de reparar lo roto, sino de resaltar con absoluto valor las grietas, las heridas, poniendo en un lugar bien visible aquello que es más propicio ocultar. Incorpora la herida, la realza, la acepta, la sana sin borrarla, la cubre de oro, de valor, de belleza.

Ahora el objeto -léase también corazón de cada uno- toma un valor nuevo, superior incluso, y no es el oro o la belleza de la herida, sino la aceptación de la historia y sus posibilidades de transformación. 

Como esa canción de Meana "no ves el hilo de oro de la Pascua, que re-diseña todo lo que cruza".


*Kintsugi (金継ぎ?) (Japonés: carptintería de oro) orKintsukuroi (金繕い?) (Japonés: reparación de oro) es el arte japonés de arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro , plata o platino. 

2 comentarios:

mariana dijo...

esperanzador....como siempre,porque tus ojos saben mirar siempre con esperanza....abrazo fuerte

Sejo dijo...

Me ha parecido maravilloso es forma de mirar, de ver ls cosas desde otra realidad.
Restañar las heridas, ponerlas en valor, mostrarlas en toda su crueldad y belleza, me parece un acto heróico, casi inhumano.
Hay que ser muy valiente para hacerlo y no ocultarse tras el lamento y la incapacidad para sobrevivir, pero hay algunas que creo no pueden mostrarse, porque al hacerlo, corremos el riesgo de que vean en ellas no nuestro dolor, si no una debilidad imperdonable, una forma mas de utilizarnos para anularnos y separarnos del resto como bichos raros.
Son las heridad internas, las que nos causamos nosotros mismos, las que no puedo restañar ni mostrar, porque me sumergen en un mar de culpabilidades y traiciones que me hacen aún mas vulnerable.
Solo el perdón, la ceptación y la humildad, consiguen que mis debilidades se transformen no en un vaso restaurado que mostrar como prueba de que se puede, sino en una luz de amor que irradia que el amor todo lo puede.
Gracias Analia, por ser siempre ese faro que inconfundiblemente nos guia a las almas vagabundas que seguimos buscando incansables la vida.
Un cordial abrazo:Sejo

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