A cada paso, en sorpresa, en gesto que no espero, que no pienso, que me deja poco menos que maravillada.
Tu mirada, en derroche de paz, me da descanso.
.
Todas tus palabras se vuelven oportunas; tenés una manera tan delicada de decir que uno se siente abrazado en ellas, contenido y cuidado.
Tu corazón dispuesto, tan atento, tan infinitamente atento; en urgente movimiento se abre para recibir-me, sale al encuentro en un gesto apenas perceptible a veces, y sin embargo tan inmenso a la vez.
Dentro mío algo pasa entonces que me vuelve vulnerable; me permito fragilidad, me acepto débil y necesitada de ternura.
Puedo descansar el corazón en tu presencia y en tu abrazo.
Puedo dejarme acompañar.
Puedo bajar la guardia.
Puedo no ofrecer resistencia.
Sigo sumando motivos para dar gracias!